domingo, 8 de mayo de 2011

EL PASILLO ECUATORIANO, ¿DESPERDICIO? O ¿ FALTA DE IDENTIDAD?

SENDAS DISTINTAS
Escuchar un pasillo hoy en día en los oídos juveniles es síntoma de  hacerse los locos, pues te dicen “¡en qué época vives!, eso no es interesante,  y se preguntan ¿qué es eso?, eso es música de viejos”. En esta época resulta que hay que ponerle play  al pasillo Sendas distintas, sería la mejor opción  para comparar la música ecuatoriana con lo nuevo y mejorado, como su letra mismo lo dice, “que distintos los dos, tu vida empieza, y yo voy ya por la mitad del día”.

Adrián de La Torre, musicólogo ecuatoriano afirma que el pasillo mediante su música busca la sencillez  de la composición, pues despierta armonías, en donde  lo expresivo  toma fuerza y suavidad explícita  que enriquece la vida. Hoy en día pónganle play a la música expresiva que señala de la Torre en una discoteca, la juventud actual sale corriendo sin dejar rastro alguno, pues con el reggaetón y otros ritmos actuales intentan expresarse de diferente manera, literalmente vuelven a la época Hippie, amor y paz al aire libre.

La vida humana sólo es tal por que se interesa en el cambio al que lo somete el transcurso del tiempo, dice Bolívar Echeverría, entonces todos debemos preguntarnos, ¿Dónde está el respeto por lo nuestro? Al parecer todos los valores de nuestra  historia musical que los señala el historiador Jaime Díaz Marmolejo, cuando en 1818 el pueblo quiteño escuchó por primera pasillos y bambucos interpretativos por la banda batallón Numancia, se han quedado en nada, se han quedado en lo viejo, en lo recusable, se ha quedado para cantarle a la nostalgia.

Disculparán abuelitos que en la actualidad no se pueda gritar en voz alta  y a todo pulmón de gallo enfurecido, ¡Eso es música carajo!, como decía Gonzalo Benítez, “la canción ecuatoriana necesita cariño, cariño que no sea una cosa de novelería, que no sea cuestión de cogerle al instrumento y dejarle al instrumento”. Se necesita madurez para entender que una cosa es con guitarra y otra con violín; para dejar de ser noveleros debemos comprender  que la letra del pasillo es latido amoroso al ser amado, que su composición y estética es parte de lo que realmente nos pertenece.

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